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Han pasado 365 días desde que comenzó esta lid, y mírate aquí, de pie, al término de la campaña, con un cúmulo de emociones, con la satisfacción del deber cumplido, con la bolsa llena de logros, con las sandalias gastadas por lo andado, las expresiones marcadas en el rostro, tanto por la risa como por el llanto, pero aun así, estás aquí, tal vez, con el saldo de muchas cosas que no salieron como esperabas o con el corazón inundado de regocijo porque tus esfuerzos se vieron colmados, o quizás tus días fueron sorprendidos por lo bueno y por lo malo, e increíblemente todo lo que hubiere pasado, en un instante ya quedo atrás.

Te has preguntado cuánto has crecido en este proceso, cuántas cosas te han fortalecido, cuánto has aprendido, qué nuevos mundos has conocido, cuántos retos has cumplido, a cuánta gente has dado la bienvenida y a cuántas otras has dejado ir de tu vida, cuántas insignias has ganado por amor, por proyectos, por la familia,  por la vida misma, y en estas horas ya  se yerguen en tu pecho, y te dan ese sano orgullo de sentirte y saberte vencedor.

Hoy al término de estos días, te corresponde hacer el balance de esta contienda, con cuánto de lo vivido te quedas, cuántos recuerdos llevarás contigo y qué otras cosas has decidido desechar,  pero más allá, de todo eso, el íntegro de lo sucedido, es algo por lo que,  debemos mostrar gratitud, porque nos ha traído aquí, a este momento, con más conciencia de quiénes somos, de aquello que nos enseñó que nos ha dado sabiduría y ciencia, y aquello que nos iluminó con sensatez  y que ya no queremos de vuelta, con el deseo de ir tras nuevas batallas, darles pelea y así conquistar más sueños, a mirar de frente otros desafíos para darle sentido y más sentido a nuestra efímera existencia, para solazar nuevamente el indescriptible gusto del triunfo, que solo los guerreros conocen porque en cada campo saben dejarlo todo porque su éxito radica en dominar sus propios miedos y debilidades, amenguar sus tristezas y sonreír con franqueza decidiendo con coraje su destino.

Hoy que nos toca despedir este tiempo, que sea con júbilo para coronar con dicha esta victoria, porque para nadie fue fácil llegar a este punto del año, que nos trajo muchas veces una suerte mezquina, para la que, la respuesta osada siempre fue la determinación de seguir adelante, vestidos de valor y amarillo salgamos, otra vez, al encuentro de nuestro bienestar y prosperidad.

Feliz año nuevo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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