Estando próximos a Navidad, es común que salgamos disparados de casa en busca de los presentes que brindaremos a nuestros seres queridos en la Noche Buena, y entre todo lo que el mercado nos ofrece tendremos mil y un opciones buscando llenar las expectativas de quienes amamos, es común también, dedicar saludos y mensajes aprovechando de enviarlos en esta ocasión por ser la más propicia del año, y en la que les recordamos a los que estimamos que los tenemos presentes y cuanto nos importan, sin embargo, desde hace unos años atrás, a muchos ya no les gusta la Navidad, por haberse convertido en una excusa comercial que involucra a todos aun cuando no profesen una fe cristiana y que muestra cada año más, las profundas brechas entre quienes tienen y quienes no, como si fuera esta una dura y fría bofetada a la realidad, de a quienes su economía no les permite ni el pan de cada día.
Y mientras reflexionaba al respecto, me encontré en medio de un mar de compradores y me di cuenta que inevitablemente, no era ajena a todo esto, aun cuando un año antes, ya había huido de la Navidad, tras la pérdida de mi madre para quien esta festividad era de hondo significado, pero que tras su partida termino siendo una espina que se incrustó de manera fatal en mi corazón, este año también hubiera querido cumplir con esta hazaña, pero las circunstancias no me lo permitieron, y por las acostumbradas formas me tocó ir en busca de mis regalos. Ya con paquetes en mano, y alineada en una fila que me invitaba a desistir a cada paso de solo ver las largas colas en las cajas, tuve un prolongado espacio para rememorar navidades pasadas, cuando todavía me gustaban, creía en Papa Noel, me maravillaba armando el nacimiento y tenía a mi madre al lado, en ese instante me pregunté cuál había sido para mí el mejor regalo de Navidad y finalmente inundada de recuerdos de sucesos que no volverán y cuya protagonista tampoco, tuve la certeza que el mejor regalo de Navidad, era la Navidad en sí, porque esta fecha comercial o no, cristiana para unos o moda para otros, da la oportunidad a los hijos pródigos de volver a sus hogares, reencontrarse y perderse en los profundos abrazos de sus familiares, en los sollozos y besos de sus padres, de volver a saborear y compartir la cena que sin duda será la más exquisita aunque no la haya preparado ningún reconocido chef, porque simplemente el mejor ingrediente es el amor y el esmero de quienes la prepararon, y aunque muchos al igual que yo, queramos rehuirla, o piensen que es un día más, como cualquier otro, por respeto no podremos rechazarla y terminaremos congregados en torno a una mesa, emocionados con un mensaje y considerados por alguien, por lo que, ya deberíamos sentirnos dichosos.
La Navidad es volver a escuchar la voz de los que están lejos y sentirlos tan cerca como si nunca se hubieran ido, es llenarnos de esa paz, que con su nacimiento el Mesías, tenía prometido a su pueblo y por el que, fue ansiadamente esperado para alcanzar el perdón y con ello la gloria en el cielo, también porque podemos aun brevemente dar nuestro tiempo, amor y buena voluntad a nuestros semejantes, reunirnos en oración o simplemente nos invita a reflexionar y valorar todo lo que tenemos y mostrarnos agradecidos por ello, y si en esta fecha no has pensado en ello, quizás sea tu oportunidad ahora, de sentirte afortunado por la vida, la salud, por tu familia, los amigos, el trabajo, pero aún, si todo esto te es esquivo o no marcha bien, toma esto como una enseñanza y bendición para aprender a llenarte de fortaleza y enfrentar con coraje lo que venga después, nunca tendremos la certeza de cuánto más, permaneceremos en este mundo, pero que cada minuto que estemos aquí tenga sentido, como tiene sentido hasta nuestros días la venida de un niño que pese al lapso transcurrido desde que nació hasta ahora, sigue siendo emblema de luz, libertad, esperanza, amor y fe.
Que al celebrar estas fechas, seamos más conscientes de nuestra existencia y la de nuestro entorno, aspiremos a ser también símbolo de paz y darle contenido a nuestra vida, que la prosperidad y ventura siempre nos acompañé, bendiciones y Feliz Navidad.
Que buena reflexión, el significado de Navidad lo ponemos cada uno de nosotros.
Feliz Navidad Miriancita que lo hayas pasado lindó.