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Con cuánta frecuencia, te gustaría comer tu plato favorito, posiblemente algunos contesten que  a diario, otros quizás tengan ese gusto idílico de esperar una ocasión especial para disfrutar de él a sus anchas, pero alguna vez te has animado, a prepararlo tú mismo, o por el contrario, has recurrido a los mimos de mamá o al restaurante más cercano para satisfacer esa necesidad, si tuvieras la oportunidad de cocinarlo, cómo lo harías, qué ingredientes utilizarías, los más baratos, o los más caros, te ajustarías a lo que encontraste en casa o al presupuesto para adaptarte a las circunstancias, o irías al mercado, en busca de todo lo que lleva para ser fiel a la receta, pero si lejos de preparar tu plato preferido, se tratará de aderezar tu vida, que a diferencia de tu comida predilecta, que puedes o no comerla regularmente, que puedes o no comprarla, o hacerla guisar con otros; tu vida la condimentas a diario, con cada acción, con cada suspiro, con cada pensamiento.

Qué ingredientes le estás echando a tu vida, para que sea capaz de deleitarte y dejarte esa sensación de disfrute, que te apasione y desees repetir una ración más, te has atrevido a mezclar salado y dulce, has probado otras comidas variando tus perspectivas, te gusta acompañar tu vida con salsas picantes o merengues sabrosos, o tal vez eres de gustos exquisitos como La Traviata, o intensos como un buen rock.

Y al prepararla, has tenido miedo de echarla a perder, o más bien te has mostrado confiado poniéndola a las brasas, te has pasado de sal o has olvidado algún condimento, te has excedido en las penas y has sido discreto en las alegrías, cuál es tu guarnición preferida para acompañarla la compañía de la familia, los éxitos laborales, una boyante economía, la fidelidad de un buen amor, la efervescencia de la vida social.

Independientemente, de cómo desees preparar tu vida cotidianamente, existe un ingrediente que es vital como el ajo, infaltable en el aderezo, o  como la vainilla para perfumar un delicioso postre, y es el valor, échale mucho valor a la vida, para que cuando no hayas calculado bien  lo dulce o lo amargo que ella trae, puedas tener el coraje de resolver creativamente todo lo que no salió bien y puedas enfrentar el siguiente desafío con la osadía de quien desea seguir degustando los distintos sabores que tu existencia te ofrece a través, de cada experiencia, impregna de felicidad tus días y la de los demás, deja huella en la memoria del mundo como el perdurable aroma de un buen café.

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