A qué le tienes miedo, muchos le temen a los insectos, otros al fracaso, o a no ser suficientes, pero hay un número de personas que le temen y le huyen a las responsabilidades, porque quizás, no están preparados para asumir esos compromisos, o debido a que no los formaron para ello, o simplemente porque identificamos responsabilidad con obligación y sin dejar de que esto sea cierto, me quiero acoger a una definición diferente de responsabilidad, y verla como esa habilidad para responder, responder a qué, a todo lo que podamos enfrentar en nuestro día a día.
Si viéramos la responsabilidad de este modo, creo que podríamos desarrollarla como si se tratará de un súper poder, con el que fuéramos capaces de conquistar el mundo y nos permitiera ser coherentes gozando de credibilidad al relacionarnos con los demás como fruto de cumplir efectiva y oportunamente nuestras tareas.
Es frecuente que en nuestra vida, por nuestra cultura o formación familiar, tendamos a depender emocionalmente de nuestro entorno inmediato, lo que genera qué cuando fallamos le transfiramos nuestra responsabilidad, al igual que el resultado de nuestros actos y decisiones, y solo cuando pasamos por momentos verdaderamente difíciles, como la pérdida de un ser querido, la ruina financiera, una enfermedad u otros, tomamos conciencia de las cosas y lamentamos no haber actuado de tal o cual manera, en el momento pertinente, por eso, considero que aprender a responsabilizarnos de nosotros mismos y de nuestros actos, nos ayudará a ser íntegros y vivir de una manera más plena.
En ese sentido, ser responsable comienza con cada uno y la forma como nos respondemos para lograr nuestros sueños y manejar nuestras expectativas, se trata también de cuidamos y asumir la dirección de nuestras vidas, no basta con sacar el documento de identidad y decir que ya somos mayores de edad, si nuestro comportamiento dista mucho de mostrar eso. No es fácil, y quizás sean las experiencias que tengamos las que nos trasladen del error al acierto, de la frustración al éxito y viceversa, lo que finalmente sea aquello que nos lleve a madurar, pero la manera como afrontaremos ese trance será precisamente siendo responsables, empezando por generarnos hábitos, que nos conduzcan a la realización de nuestras metas y objetivos, identificando todas nuestras fortalezas y debilidades para gestionarlas mejor, crear planes que no solo sean un enunciado de deseos, sino que nos convirtamos en los genios que cumplan esos deseos, diseñando estrategias que estén apoyadas en las cosas que nos motivan y animan.
Responsabilidad finalmente no es otra cosa que comprometerte contigo mismo, no solo dejando al azar los resultados, no se trata solo de creer y confiar que es posible sino que implica que actúes de manera proactiva y tus acciones impacten positivamente en el resto.
Labor complicada la de hacerse responsable de uno mismo